MONÓLOGO: CALLEJONES POLÍTICOS

Impotencia ante la esperanza desprendida.

Ancianos vagabundos, pobres infelices, derrotados por la impotencia y la indiferencia de su desgracia, invisibles ante los ojos de quienes se pasean en vehículos lujosos comprados por su gobierno, el gobierno que solo invierte en proyectos que no beneficien a los desamparados, el que lujosamente conforta la vida de quienes se pasan años invirtiendo en el negocio de la política, para llegar al poder.

Delincuentes políticos con licencia para explotar nuestro pueblo, dejando olvidados a quienes como borregos dan su voto, llevando al poder a individuos que nunca se les han hecho análisis psicológicos, tragedia para un pueblo con tanta gente trabajadora.

A merced del clima, en rincones desapercibidos y ante la bondad de incrédulos juzgadores y especuladores, que no hacen más que inspirarles a que se quiten la vida. Tristes desdichados que se consuelan con el olvido, donde perecen de la vergüenza, mucho más decentes, prudentes y educados que quienes se dedican a la política, vagabundos con más valor moral que quienes no les protegen de la imprudencia de los malcriados y mal educados, que gozan del poder del dinero.
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¿Quién protegerá a nuestros ancianos?, muchos de ellos prefieren su vida en las calles, montes y callejones pestilentes que les brinda la política, a vivir arrestados entre personas que sirven a su pueblo religiosamente, prestando atención a los ancianos y a los huérfanos; y estos tampoco han aprobado un análisis psicológico que demuestre que están aptos para ejercer este oficio.

Los políticos, los militares, los médicos, los socorristas, y todo el que ofrece un servicio de calidad humana y de uso público al pueblo, debería ser analizado psicológicamente; y no es justo que los más pagados sean los que trabajen en su propio interés, cuando muchos se empeñan mas en sus labores, las cuales son de vital importancia para el pueblo y es así en todo el mundo, pero nunca se le da importancia a lo que se le debe dar.

Son más importantes sus intereses privados, que su deber, pues toman los lugares para explotarlos, mientras que en las calles bajo la lluvia y el frío, esperan de pié, a que lo peor del día termine, para dormir en cualquier parte, con la misma hambre con la que se despertaron; y todavía quienes viven en el confort y el lujo pagado por el pueblo, siguen pensando en las tecnologías y los proyectos monumentales que les llenan de ego, mas no aceptan que quienes viven en las calles les estropeen su hermoso día por una moneda, son una vergüenza ante la humanidad y lo peor es que esa actitud es la que educará a sus hijos, esos serán los grandes hombres del futuro al ritmo que vamos, pues ese ejemplo de hacer obras grandiosas es el que deja el mejor margen de ganancia, si se dedican a su política.

Vivir es sobrevivir en estos tiempos para quienes no tienen la suerte de nacer en el círculo de los que nunca se sabrá como hicieron sus fortunas.

Pobres desamparados, no tienen ni iglesia a que congregarse, pues las iglesias se han dividido al cuadrado y cada resultado de estas separaciones hace lo mismo, ambiciosos de poder no hacen más que querer controlar y manipular desde el bolsillo del pueblo hasta sus creencias.

Piratas sindicalistas les venden sueños al pueblo y les roban hasta su verdad, donde la muerte de los desdichados es lo de menos, pues se dice que hay tanta gente en el mundo, "gente ignorante", personas manipuladas que les dan el poder de paralizar y estropear la labor de muchos que trabajan para alimentarse, arriesgando sus empleos y sus salarios; realmente hay quienes creen que estos liberes obran para el pueblo, siendo testigos del daño que le hacen, esta guerra entre funcionarios, sindicalistas, empresarios y hasta liberes religiosos, si, una guerra entre toda la clase de falsos liberes que explotan el pueblo y se disputan nuestro bolsillo.

No se justifica tanta injusticia, no se justifican tantas guerras, pero se puede justificar la existencia del fusil, el que no siempre va en mano de los justos, pero cuando lo hace demuestra con un solo acto, la razón de su existencia, es pecado dar muerte, por tanto no debemos portar uno, por más justos que seamos, mas sin embargo, cuando el mal es sembrado en nuestras familias, con daños irreparables y los que nos traen estas desgracias a nuestras vidas quedan impunes, no tenemos otro remedio que empuñar la justicia con nuestro fusil, nuestra voz, nuestro credo, y nuestra razón.

La voz de la razón es nuestro fusil, con el que debemos proteger a los que están indefensos del sistema que corroe la justicia, esa justicia que estos mismos corrigen a su conveniencia, pues aseguran su jugada para salir impunes de su culpa, mientras en las calles los explotados esperamos de pié, a que pare la tormenta, para dormir en el hambre con la que despertaremos.
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Si no nos protegemos, ¿quién lo hará?, si el Dios de los cielos nos dio el libre albedrío, ¿Por qué esperar por El para defendernos?, hoy en día hasta Su existencia es manipulada para amansarnos como borregos, así controla este sistema nuestro conocimiento y desaparece en el fuego a los que alzan su voz, así como los que crucificaron al hijo de Dios, luego utilizaron su nombre, para prevalecer junto a El por los siglos de los siglos, usando como excusa la hipocresía de lavar sus pecados con el arrepentimiento y seguir obrando en su propio beneficio.

La única diferencia de la opresión política hacia el pueblo a través de los tiempos, es que han quedado marcados con la existencia de hombres que hicieron la diferencia, hombres que sin mencionar sus nombres, sabemos quienes fueron, hombres que estuvieron dispuestos a defender a los indefensos, a todas las víctimas del sistema y eso deberíamos hacer todos, sin compromiso con ningún movimiento de oposición, tan solo como el pueblo que tiene el derecho a ser respetado, sin darle cabida a izquierdistas y comunistas que cuando toman el poder se transforman en otro imperio mas.

La única forma de hacer la diferencia es trabajando desde nuestros hogares, para ayudar a los necesitados, dando el ejemplo a nuestros hijos, sin dejar que se aprovechen de nosotros, solo dándoles la última oportunidad que se merecen, pues si optamos por una organización sin fines de lucro, no se sabe qué parte es de interés personal y qué parte es de impuestos para que el gobierno pague el confort de sus funcionarios.

Cómo viviremos el día que lo perdamos todo enriqueciendo a los millonarios, pagando la factura de su vanidad, no podemos predecirlo, pero lo más probable es que permanezcamos en las calles bajo la lluvia de la noche, con el estómago vacío.

Nos preocupamos porque nuestros hijos aprendan diferentes idiomas, mientras ellos no entienden por qué otros niños no tienen lo que ellos tienen y por mas inocentes que sean, se preguntan dónde viven las personas de las calles, no pasan por alto la desgracia y tienden a preocuparse, pero muchos les confunden describiéndoles el mundo desde el punto de vista mas torpe, pretendiendo disimular lo mal que hacemos las cosas, cuando ellos nos darían la respuesta a la solución, esta es ayudar al prójimo, algo que hacemos en raciones insignificantes y cuando estamos de buen humor.

Y qué tanto entienden de dignidad los impugnados que les dictan la sentencia del desamparo a los desdichados, si solo saben de estrategias enumeradas, si solo saben de riesgos capitales y desconocen los humanos, malcriando a sus hijos, intentando sean tan inhumanos como ellos, dándoles el confort del dinero, cuando necesitan un ejemplo familiar, la formación de la estabilidad moral, la paz de sentirse bien consigo mismo, cosa que solo hombres justos, con su armonía y con su ejemplo les dan a sus hijos y el poder de ser diferentes, combatiendo la indiferencia.

--Jaime L. Taveras©